11 de agosto de 2015

Las Babosas

Hutson, Shaun

Un buen día, las babosas descubrieron que les gustaba la carne. Les gustaba tanto que dejaron de comer hortalizas. Necesitaban carne humana. 

 Otro día descubrieron que podían entrar en las casas por las cloacas y desagües. Poco después, empezaron a aparecer cadáveres horrorosamente mutilados y la policía se preguntaba quién podría ser aquel asesino que dejaba como único rastro unos regueros pegajosos en el suelo. Pero no era un asesino, eran cientos de miles: las babosas. Cuando encontraban una víctima penetraban en su cuerpo por todos los orificios, hasta dejar sólo los huesos. 

Únicamente el Inspector de Sanidad sabía que aquellos bultos asquerosos se deslizaban por el subsuelo de la ciudad con el obsesivo propósito de devorar y multiplicarse. Y también sabía que la única forma de acabar con ellas era bajar a las cloacas y derrotarlas en su propio medio. Por si acaso, antes de hacerlo se despidió de su familia.

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